Benjamín Tous es un pintor polifacético, un niño que conserva la inocencia, la imaginación y la capacidad de crear mundos fantásticos.
La suya es una mirada desde un mundo interior, personal, íntimo. El pintor ha de creer, saber, que el juego es la aguja que marca las horas, los espacios, de cada tela, de cada pincelada, de cada pintura.
El reloj de la creatividad necesita unos ojos brillantes, abiertos, atentos a la sensibilidad que la gente corriente ya hemos perdido. Su pintura ha obtenido numerosos reconocimientos y diversas galerías de Barcelona, Lleida, Asturias, Málaga… y el resto de Europa tienen, como fondo de arte, algunas de sus piezas.
Nacido en Almacelles (Lleida), el 1949, licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona. Ha expuesto tanto en galerías catalanas como asturianas, siendo sus últimas exposiciones en el Museo Barjola en 2019, pues tiene residencia y taller en Gijón desde hace más de 15 años. Es una verdadera fuente creativa, que ha cultivado tanto el cómic, con personajes como Eloy, que sale desde hace más de treinta años en publicaciones de Tàrrega.
Su forma de entender el arte es como juego, y sus registros son tantos, que cada día de la semana pinta desde una personalidad diferente y, con cada una, trabaja diferentes estilos, diferentes colores y hasta firma las pinturas con diferentes tipografías.
Quien entra en su estudio por primera vez (justo detrás del Palau de la música, en el centro de Barcelona) no puede dejar de mirar a todas partes. Hay pinturas, dibujos e ilustraciones por todos los rincones. Son más de cien metros cuadrados dedicados a la imaginación y a la fantasía de un creador incansable. La pintura de Tous es una pintura autorreferencial.
Texto
Albert Lladó