HAY UN MUNDO POR VENIR Ruth Álvarez 27.03 - 30.04.2025

 

Amanecer de las adormideras
116 x 100 cm., mixta sobre lienzo

 

"Hay un mundo por venir" es la primera exposición individual de Ruth Álvarez (Oviedo, 1995) en la Galería Lucía Dueñas.

El pasado septiembre Ruth Álvarez presentó en la Sala Borrón la exposición individual Luz naranja que brilla sobre mí comisariada por Juan Llano Borbolla. En esta serie el retorno a lo natural, lo místico o lo cósmico, ya era pertinente a través de personajes que parecían tener una actitud soñadora y melancólica. Actualmente Álvarez se encuentra en un momento de plena inmersión en el proceso creativo donde su imaginario se va transformando y consolidando. 

 

Between worlds
116 x 100 cm., mixta sobre lienzo

 

El hombre de las flores
114 x 146 cm., mixta sobre lienzo

 

En sus últimas obras, la relación entre los cuerpos naturales se despliega creando vínculos entre lo orgánico y lo simbólico. A través de una paleta vibrante y la nueva figuración en lo formal, Álvarez va explorando temas como el cuidado, el trabajo manual o las interacciones entre cuerpos orgánicos como metáforas de un arraigo tanto físico como emocional con lo natural.

Las manos y los pies enrojecidos se presentan como agentes de acción, figuras que intervienen en un paisaje que no es meramente representado, sino también protagonista. En su gesto de cosechar, sujetar o pisar, estos cuerpos simbolizan un diálogo con la tierra que oscila entre el cuidado y la posesión, entre la dependencia y el dominio. Los frutos adquieren una dimensión ambigua: son alimento, pero también símbolos de deseo, de vínculo o de abundancia. La organicidad de las formas remite tanto a lo corporal como a lo vegetal, en un juego de correspondencias donde las raíces se convierten en venas y los frutos en órganos palpitantes.

 

El recolector
100 x 100 cm., mixta sobre lienzo



El que robó el peral
116 x 90 cm., óleo sobre lienzo

 

En esta poética del arraigo, la artista interpela la manera en que habitamos la tierra, cómo la manipulamos y cómo, a su vez, esta nos moldea. Más allá de una visión bucólica de la naturaleza, la obra sugiere un vínculo tenso y visceral, donde lo humano y lo natural se mezclan en un proceso de transformación mutua.

 

Lo que crece de la ruina
55 x 46 cm., mixta sobre lienzo



 

Adormidera crece en la noche
27 x 22 cm., mixta sobre lienzo

 

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